En el resumen de hoy, verás los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar del 30 de octubre al 5 de noviembre de 2024, y cómo millones de personas de todo el planeta se enfrentaron a ellos. También hablaremos de las medidas que pueden ayudar a evitar consecuencias tan catastróficas en el futuro.
La fuerza destructiva de la naturaleza sigue atormentando a España, extendiéndose a nuevas regiones. Mientras en Valencia continúa la búsqueda de los cuerpos de los fallecidos en casas, aparcamientos y coches retorcidos y amontonados, las fuertes lluvias han continuado, desplazándose hacia el noreste por todo el país.
La potente erupción del monte Lewotobi en Indonesia causó la muerte de al menos 9 personas, con 64 heridos, la mitad de ellos graves.
A principios de noviembre, fuertes tormentas azotaron Israel. El norte del país sufrió inundaciones repentinas, deslizamientos de tierra y granizo de gran tamaño.
En la noche del 3 de noviembre, potentes tormentas eléctricas y al menos cinco tornados azotaron el estado de Oklahoma.
El 1 de noviembre, el ciclón Martina, tras azotar la Península Escandinava, golpeó la región rusa de Kaliningrado y siguió adentrándose en el país. El 3 de noviembre, potentes tormentas eléctricas con mortíferos relámpagos azotaron el norte de Uganda, donde en el asentamiento de refugiados de Palabek murieron 14 personas y 34 resultaron heridas.
Ese mismo día se produjo un incidente similar en Perú. Durante un partido de fútbol, un rayo cayó en el campo y alcanzó a uno de los jugadores, que murió en el acto. Otros siete jugadores resultaron heridos, cuatro de ellos fueron hospitalizados.
Como consecuencia de las fuertes lluvias, se inundaron los valles de las regiones septentrional y oriental de Siria.
Durante varios días a partir del 30 de octubre, granizo de gran tamaño cubrió los desiertos de Arabia Saudita.
Las fuertes lluvias que comenzaron el 31 de octubre paralizaron Irak, cambiando por completo el ritmo habitual de vida.
El 31 de octubre, el tifón Kong-Rey golpeó la costa de Taiwán.
La catástrofe causó 3 muertos y casi 700 heridos.
Más de 970.000 hogares de toda la isla se quedaron sin electricidad y más de 44.000 sin suministro de agua. El tifón Kong-Rey se convirtió en el mayor en Taiwán desde 1996.
Hoy está claro que la humanidad debe estar preparada para los grandes desafíos de la naturaleza. Se trata de medidas que deben aplicarse para la seguridad general.
Se necesita un centro unificado de monitoreo de catástrofes que recoja datos de todo el mundo. Sistemas de alerta que garanticen que cada persona reciba a tiempo información sobre amenazas inminentes e instrucciones de seguridad. Los centros de evacuación preestablecidos con suministros autónomos y tecnologías avanzadas de rescate serán clave para hacer frente a las secuelas.
Sin embargo, aunque se aplique todo esto, las medidas de respuesta de emergencia no serán suficientes.
Imaginemos que las inundaciones, similares a la tragedia de España, afectaran simultáneamente a decenas de países. La humanidad se enfrentaría a pérdidas colosales a las que simplemente no podría hacer frente.
Por lo tanto, se necesitan acciones globales para minimizar la escalada de cataclismos e incluso detenerlos. No nos queda más remedio que buscar una solución.
Aquí es donde entra en juego la ciencia. Un grupo internacional de científicos ya ha propuesto una dirección para resolver la crisis climática y ha realizado avances básicos, pero sus esfuerzos son insuficientes. Para realmente hacer frente a la amenaza, es necesario unir el potencial científico de todo el mundo, implicar a los mejores especialistas e institutos de investigación en un único objetivo: la preservación de la humanidad.
La creación de ese Centro Científico Unificado sólo es posible si existe voluntad política. Y eso sólo surgirá cuando la gente empiece a hablar de ello y cree una demanda global.
No sabemos si esto sucederá, pero mientras veamos una OPORTUNIDAD, la aprovecharemos. Estaremos encantados de hacerlo JUNTOS.