¿Qué pasaría si la tierra bajo tus pies se hundiera de repente?
No en una mina ni en el metro, simplemente desaparece, dejando un enorme socavón de 50 metros de profundidad en medio de la ciudad.
Esta semana:
— En Bangkok se formó un socavón de 30×30 metros: engulló dos automóviles y dañó varios edificios.
— En Odesa, en solo 7 horas cayó casi la norma de lluvia de dos meses. En algunos lugares el agua subió casi 4 metros en 15 minutos. Murieron 10 personas, incluida una familia con un niño en el semisótano.
— El tifón Bualoi se cobró al menos 82 vidas en Filipinas y Vietnam, provocando 8 tornados, un fenómeno anómalo para la región.
— El terremoto de magnitud 6.9 en Filipinas dejó 69 muertos. En las primeras 10 horas se registraron 722 réplicas.
— En Siberia la temperatura descendió bruscamente de +21 °C durante el día a 0,2 °C por la noche.
— En Arizona, una inundación repentina arrastró mil cilindros de propano, esparciéndolas por las calles de la ciudad.
No se trata solo de un «clima extraño». Es un efecto en cascada: cuando una catástrofe sigue a otra, amplificando la magnitud del desastre. El tifón Ragasa provocó deslizamientos de tierra que causaron un accidente ferroviario en Taiwán. Las lluvias torrenciales en Odesa generaron condiciones para hundimientos del terreno. Tras el calor anómalo en Siberia y los Urales, se produjo una brusca caída de temperatura y nevadas.
Según el modelo matemático de ALLATRA, desarrollado por la comunidad científica internacional, no estamos presenciando anomalías aisladas, sino una crisis sistémica a escala planetaria. El modelo muestra cómo la pluma magmática Siberiana —un flujo de magma ardiente del tamaño de Australia— genera tensión en la litosfera, transmitiéndola hacia los bordes de la placa euroasiática. Estamos siendo testigos del inicio de una nueva fase de actividad geodinámica, en la que las catástrofes ocurrirán con mayor frecuencia, intensidad y en regiones antes no afectadas.
¿La verdad más aterradora? Vivimos en una ilusión de seguridad, creyendo que “eso no llegará a nuestra casa”. Las viviendas se inundan en 15 minutos: no hay tiempo para evacuar. Los socavones aparecen sin aviso justo bajo tus pies. Los terremotos llegan uno tras otro, sin dejar que la gente regrese a sus hogares. No son simples desastres, son señales del planeta de que el sistema está fuera de control. Y si no actuamos ahora, muy pronto el descontrol de la naturaleza se convertirá en la norma, y la seguridad en un lujo.
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No es el clima. Es el efecto en cascada, cuando una catástrofe provoca otra.
El conocimiento salva vidas, y el futuro de tus hijos.
Mira en nuestro canal más materiales sobre las verdaderas causas de las crecientes catástrofes climáticas y su progresión basada en el modelo matemático:
📍Los terremotos catastróficos son inevitables para la humanidad. Egon Cholakian